Prison Radio
Mumia Abu-Jamal

[col. writ. 6/13/10] (c) ’10 Mumia Abu-Jamal

    There are over a million people ‘living’ in the Gaza Strip, the smaller land area in the southwestern coast of Israel.

    Their lives are an unmitigated hell, and made bitter as gall by their Israeli occupiers and the support of the Americans, the Europeans and Egyptians. 

    They have been punished as a people for voting for Hamas in their last parliamentary elections, over their rivals, the Palestinian Authority.

    They have endured not just the crippling occupation, but a mean and small minded blockade that has driven their economy into the dust.

    They are being punished for practicing democracy.

    The recent Israeli commando attack on peaceful protesters in the Freedom Flotilla, boatloads of supplies and foodstuffs for the beleaguered Palestinians, is the latest demonstration of a paranoid state that sees enemies everywhere, and treats them as such.  The U.S., for sheer domestic political reasons, is an enabler that can’t say no to anything Israel wants to do.

    The same shortsightedness that armed, trained and funded the groups that would later emerge as Al Qaeda and the Taliban, is sowing the seeds of enmity and hatred among millions of Palestinians and other Arabs.

    They have turned their lands, homes, schools and public institutions into prisons that one day will explode where least expected.

–(c) ’10 maj 

La prisión de Gaza

por Mumia Abu-Jamal 

Hay más de un millón de personas que “viven” en la franja de Gaza, el pequeño pedazo de tierra en la costa suroeste de Israel. 

Sus vidas son un absoluto infierno, hechas tan amargas como la hiel por los israelíes que ocupan sus tierras con el apoyo de los estadounidenses, europeos y egipcios. 

El pueblo de Gaza ha sido castigado por haber votado por Hamas en lugar de sus rivales de la Autoridad Palestina en las últimas elecciones parlamentarias. 

No sólo soporta una ocupación paralizante, sino un bloqueo alevoso e  intolerante que ha hecho caer en el polvo su economía. 

Está siendo castigado por practicar la democracia.  

 El reciente ataque del comando israelí contra los manifestantes pacíficos de la Flotilla de la Libertad que llevaban barcos de enseres, materiales de construcción y alimentos a los asediados palestinos, es la última muestra de un estado paranoico que ve enemigos por todos lados y los trata como tal. Estados Unidos, por simples motivos políticos domésticos, es un facilitador que se niega a decir “no” a cualquier cosa que Israel pretenda hacer. 

 La misma miopía que resultó en el armamento, entrenamiento y financiamiento de grupos que después surgieron como  Al Qaeda y los talibanes, ahora está sembrando la enemistad y el odio entre millones de palestinos y demás árabes. 

 Sus tierras, hogares, escuelas e instituciones públicas se han convertido en prisiones que un día van a explotar donde menos se espere. 

Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal. 

–(c) ’10 maj 

13 de junio de 2010