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Mumia Abu-Jamal

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Memorias de un mártir de los Panteras Negras: Fred Hampton

Por Mumia Abu-Jamal

“Puedes encarcelar a un revolucionario, pero no puedes encarcelar la revolución…Puedes asesinar a un libertador, pero no puedes asesinar la liberación”.  – Fred Hampton, 27 de abril de 1969

Nunca tuve el placer de conocer al presidente Fred Hampton en vida.

Leí numerosos artículos sobre él en el periódico  The Black Panther. Me impresionó este joven (quien era mayor que yo en aquel momento), y sus discursos me parecieron inspiradores.

Su habilidad de organizar y galvanizar a la gente tenía los ojos de los Panteras sobre él, pero también los ojos del FBI.

El 4 de diciembre de 1969, el FBI, trabajando a través de agencias estatales en Chicago, y utilizando un soplón e infiltrado llamado William O’Neal, llevó a cabo un ataque asesino en 2337 W. Monroe St., un pequeño edificio de departamentos en la Ciudad de los Vientos.

O'Neal había dibujado un plano del apartamento, que mostraba dónde dormía la gente y dónde estaban estacionados los guardias. También manipuló las armas allí, y espolvoreó el Kool Aid de Fred Hampton con secobarbitol, un barbitúrico que induce el sueño. Durante la redada, varios Panteras trataron de despertar al presidente drogado, pero estaba demasiado dormido para moverse. Varios policías lo mataron mientras dormía en su cama. También asesinaron a Mark Clark, un capitán de los Panteras de Peoria, Illinois.
Brenda Harris, de 18 años, recibió dos disparos mientras estaba desarmada en su cama. Otros Panteras más también fueron fusilados.
Las llamadas "investigaciones" estatales y federales encubrieron todo.
A fines de diciembre de 1969, varios miembros y simpatizantes del Partido Pantera Negra (BPP) viajaron desde Filadelfia en una carcacha para estar con la agrupación de Chicago en su ceremonia recordatoria del líder asesinado. Los Panteras de Chicago hicieron algo extraordinario: derribaron la cinta policial y organizaron tours por el oscuro y frío departamento para mostrar a la gente directamente lo que sucedió en la calle Monroe. Caminamos por la escena de la carnicería, y fue como caminar por el interior de un bloque de queso suizo. Huellas de bala marcaron las paredes, revelando el fuego de ametralladora policial.
Pero la habitación donde dormían Fred y su esposa, Deborah, parecía una morgue. La sangre espesa todavía cubría el suelo; ahí estaba un colchón empapado, oscuro con la sangre de Fred Hampton. Si mirabas las paredes de la habitación, todos los disparos parecían converger donde una vez estuvo el cuerpo de Fred.
Cuando Rene Johnson y yo salimos del departamento de Monroe St. en la luz invernal gris, vimos una línea que corría por toda la cuadra y por la vuelta de la esquina, de la gente negra de Chicago esperando para ver la escena de muerte. 
 
Una de nuestras partidarias en Filadelfia quien nos ayudó manejar el coche a Chicago se había mostrado reacia a unirse al Partido, aunque ella nos apoyaba. Era una madre joven y sabía que esa vida era peligrosa. Pero después de caminar por el departamento en la calle Monroe, su corazón se endureció; su mente estaba fija. Rosemary Mealy ya no era partidaria; se uniría al Partido Pantera Negra.
 
Los asesinatos en la calle Monroe fueron una acción conjunta del FBI y la policía de Chicago. Más tarde llamarían a su operación un "éxito", ya que lograron extinguir una de las luces más brillantes del BPP. Hasta la fecha, ningún agente estatal o federal ha pasado un segundo en la cárcel por los asesinatos premeditados y previamente planificados de Hampton y Clark. De hecho, las únicas  personas arrestadas, entonces, y desde entonces, fueron algunos Panteras, presuntamente culpables de sobrevivir!
Uno de esos sobrevivientes, Deborah, en breve daría a luz al hijo de Fred, un joven que tiene un parecido sorprendente y un espíritu similar al de su padre mártir: Fred Hampton, hijo.
Hubo muerte y vida en la calle Monroe.
Fred Hampton, quien trabajó por la liberación de los Negros y para ganar todo el Poder para el Pueblo -- conmemorado.

—(c)  2004 Mumia Abu-Jamal

14 de marzo de 2004

Audio grabado por Noelle Hanrahan,