Prison Radio
Mumia Abu-Jamal

Every November, when Thanksgiving is scheduled, I think of the People of the First Nations (so-called Native Americans), and wonder about their mixed feelings for a holiday that celebrates their enormous generosity as well as their near-total destruction.

What do they have to be thankful of?

U.S. President Abraham Lincoln declared the first such holiday in 1863, and American popular culture has tied it to a meal between Aboriginal people and Europeans upon their arrival on this continent.

In fact, when the Spanish reached South America, and the English reached North America, they soon embarked on dual extermination campaigns, which led to holocausts of Indian nations, both north and south.

Their arrivals spelled the doom of hundreds of millions of people, hunted, starved, diseased and enslaved.

To them, hell had a white face.

They made treaty after treaty with the Indians, but the palefaces broke every one.

For the Conquistadors, Native peoples served as enslaved workers who worked themselves to death to mine silver and gold. To the Anglos, they were superfluous – it was Indian land they hungered for – and they got it – by hook or crook.

Caught between these two great, ravenous forces, there was little they could do, but fight, but Europe flooded the Americas with immigrants, and sheer numbers told the tale of woe.

When first they arrived, European settlements were places of disease, hunger and pitiless death. First Nations folk fed them, taught them planting and healed the, with herbal treatments. The colonists repaid them with unremitting war, smallpox used as biological weapons, land theft and slaughter.

Thanksgiving may be a holiday, but it ain’t a holy day.

It should be a day to be remembered, in remembrance of the First Nations that peopled this land, for tens of thousands of years.

En Español

¿Día de acción de gracias? No, gracias

Por Mumia Abu-jamal

Cada noviembre, cuando está programada el Día de Acción de Gracias, pienso en los pueblos de las Primeras Naciones (los llamados nativos americanos ) , y me pregunto cómo se sienten con respecto a un día festivo que oficialmente celebra su enorme generosidad, así como su destrucción casi total.

¿Qué es lo que tienen que agradecer?

En 1863, el presidente Abraham Lincoln declaró el primer día festivo en 1863, y en la cultura popular estadounidense se asocia con una comida entre los aborígenes y los europeos a su llegada a este continente.

En realidad, cuando los españoles llegaron a América del Sur, y los ingleses a América del Norte, no tardaron en lanzar campañas de exterminio que llevaron a los holocaustos de las naciones indígenas, tanto en el norte como en el sur.

Su llegada fue la perdición de cientos de millones de personas cazadas, matadas de hambre, contagiadas con enfermedades y esclavizadas.

Para ellas, el infierno tenía cara blanca.

Hicieron tratado tras tratado con los ‘indios’, pero los hombres de cara pálida violaron todos.

Para los conquistadores españoles, los pueblos nativos servían como trabajadores esclavizados que trabajaban hasta la muerte en las minas de plata o de oro. Para los anglosajones, los indígenas eran superfluos. Lo que codiciaban eran sus tierras. Y de una manera u otra, las tomaron.

Atrapados entre esos poderes voraces, hubo poco que los indígenas podían hacer excepto pelear, pero Europa inundó a las Américas con inmigrantes, resultando en una sarta de desgracias.

Cuando los europeos llegaron, sus asentamientos eran lugares de enfermedad, hambre y muerte despiadada. La gente de las Primeras Naciones les dieron de comer, les enseñaron a cultivar la tierra y les curaron con hierbas. Para agradecerles, los colonos les dieron guerra incesante, la viruela (como un arma biológica), el robo de sus tierras y la masacre.

El Día de Acción de Gracias puede ser un día festivo, pero no es un día sagrado.

Debe ser un día para ser recordado en memoria de las Primeras Naciones que poblaron estas tierras durante decenas de miles de años.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.