Prison Radio
Mumia Abu-Jamal

Death Row: Then and Now.

It is a daunting task to describe death row. That peculiarly American institution of ultimate excellence, where men, women, were sent to rot, to sit, to die. In the beginning, guy spent 23 and 1, meaning 23 hours in a cell and 1 hour out. After some minor protests and hunger strikes, the regime became 22 hours in a cell, and 2 hours outside. That endured for years.

And then, a United Nations expert, Juan Mendez, the body’s special repertoire on torture, issued an official opinion declaring that any amount of time past 13 days in solitary confinement constituted irreparable damage to the psyche and, thus, violated international law. Armed with such research, the Abolitionist Law Center of Pittsburgh contacted the state’s prison administrators to challenge the lockdown of death row.

After months of haggling and negotiations, a new reality dawned on death row. Men spent over six hours a day out of cell, had contact visits with family and friends, and intermingled with other guys in population. They went to the yards with other men. To many men who spent decades on death row, this new thing became unrecognizable. More importantly, some men gained new trials, and several went home. Over the years, you’ve no doubt heard me speak of many of them and their walk away from the house of darkness. Quietly, dozens of other cases endured resentences, so that some received time served, and others lesser sentences.

And yet, death row remains a weapon. It, therefore, needs far more than reform. It needs to be abolished.

With love, not phear, this is Mumia Abu-Jamal.

These commentaries are recorded by Prison Radio.

En Español

EL CORREDOR DE LA MUERTE: AYER Y HOY

Por Mumia Abu-Jamal

Es una tarea formidable describir el corredor de la muerte, aquella institución peculiarmente estadounidense, donde se envían hombres y mujeres para sentarse, pudrirse y morir.  Hace mucho tiempo,  pasaron  23 horas en una celda y una hora afuera. Después de unas protestas y huelgas de hambre,  empezaron a estar  22 horas en una celda y dos horas afuera. Así fue el corredor de la muerte durante muchos años.

Luego en el año 2011, Juan Mendez, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Tortura,  emitió una opinión oficial declarando que el estar más de 13 días en confinamiento solitario  resultaba en daño irreparable a la psique, y por eso violaba el derecho internacional.

Contando con esta información, representantes del Centro de Derecho Abolicionista (Abolitionist Law Center) en la ciudad de Pittsburgh contactaron a las autoridades del estado de Pensilvania para desafiar el encierro implementado en el corredor de la muerte.  Meses de regatear y negociar resultaron en una nueva realidad para las y los habitantes. Por fin pudieron vivir 6 horas al día fuera de sus celdas, tener visitas de contacto con familiares y amistades, e interactuar con gente en población general. Algunos también pudieron salir al patio.  

Para mucha gente que había pasado décadas en el corredor de la muerte, esta nueva situación les parecía irreconocible. Más importante aún, algunos inquilinos obtuvieron nuevos juicios y varios llegaron a casa.  A lo largo de los años, ustedes probablemente me han escuchado hablar de algunos de ellos y su salida de la casa de la oscuridad.

Sin mucha publicidad, decenas de otros hombres y mujeres fueron re-sentenciados. Algunos recibieron crédito por exceso de tiempo cumplido en prisión y otros recibieron sentencias más cortas.

Sin embargo, el corredor de la muerte sigue siendo un arma del Estado. La reforma no es suficiente. Hace falta la abolición.

Con amor, sin miedo, soy Mumia Abu-Jamal.

30 de junio de 2023—(c)’22 maj